Hermosillo, Sonora, julio del 2017.- No todos los hermanos se parecen, sin embargo, José Manuel y Cristian tienen mucho en parecido, la sonrisa, los ojos y esa discapacidad llamada “distrofia muscular”.
El matrimonio García Vega se conforma por José Jesús, Lupita y sus tres hijos: Yoel, el mayor; José Manuel y Cristian, el menor.
“José Manuel es mayor que Cristian por dos años. Siempre han sido muy unidos, aunque no faltan los pleitos normales de hermanos. Siempre han compartido sus cosas, su ropa y de niños sus jueguetes, pero nunca imaginé que compartirían la misma enfermedad”, platicó Lupita resignada.
Recuerda la madre que desde que ambos nacieron tuvieron un desarrollo normal y realizaban actividades como cualquier otro niño, desafortunadamente, a ambos los atacó la distrofia muscular, debilitándolos físicamente y provocando una pérdida en el tejido muscular, que con el paso del tiempo solo se agravó.
Fueron sorprendidos por este mal cuando tenían seis y cuatro años de edad, paralizando por completo a los hermanos de sus piernas. Ahora cuentan con 18 y 16, respectivamente. Desde entonces sus padres se han hecho cargo de ellos. Lupita Vega, está las 24 horas del día bajo su cuidado, mientras que el padre trabaja para poder pagar su tratamiento y mantener la casa.
“Siempre es difícil darle los cuidados, cansado para uno porque los cargas, los alimentas, todo, aunque lo hagamos con todo el amor”, reconoció la madre.
La silla de ruedas se volvió una necesidad urgente para Lupita cuando el cansancio aparecía desde temprana hora, ya no solo era en las noches al acostarse. Entonces fue cuando Martín, un vecino de la colonia le habló de cómo conseguir ayuda.
“Un vecino de la colonia se acercó a mí y me dijo que la Flor Ayala podía apoyarme con unas sillas de ruedas para mis hijos y así hacer más fácil su traslado y poder movilizarlos dentro de nuestra casa”, dijo.
Aunque le llevó un poco de tiempo decidirse por temor a perder tiempo, decidió contactarse con ella y para su sorpresa tuvo una respuesta rápida.
Ahora José Manuel y Cristian aseguran haber encontrado una aliada para sobrellevar la enfermedad, no sólo en la silla de ruedas que les facilita el desplazamiento, sino en la “Flor Ayala”, que a través de sus gestiones logró apoyar a decenas de familias con la donación de este tipo de mobiliario.
Por su parte, la diputada dijo: “Para mí el bienestar de las familias es y será siempre una prioridad, y donde esté me esforzaré por echarles la mano”.