PERIÓDICO EXTRA DE LA TARDE

#Columna | TEMAS DE LA TARDE

Por Ariel Leon

Pocas veces en estos temas me gusta hablar de cosas personales o vivencias que a su servidor le ocurren en la vida cotidiana, pero hoy quiero compartir un poco de la historia que nos tocó vivir a tres grandes amigos y a su servidor el pasado lunes 01 de agosto cuando nos aventuramos a la mar con el propósito de pasar un día agradable de pesca y que estuvo a punto de convertirse en una tragedia.

Hace unos días mi gran amigo Benny Madueño adquirió una lancha de pesca de la marca Mako con un motor fuera de borda 275 de color negro brillante que contrasta con el color blanco de la embarcación, de piloto nuestro gran amigo Raúl Ibarra y como acompañantes su servidor y mi buen Henry, minutos antes de las 06:00 de la mañana llegamos al muelle de la Marina Real donde Benny atraca su embarcación, todo era risas y emoción mientras subíamos a bordo el equipo pesado de cañas, señuelos, jiggs y la enorme hielera con carnada, un poco de agua y alguna golosina por si se antojaba en la travesía.

La embarcación recién adquirida a simple vista se miraba en óptimas condiciones y según el vendedor comento que el tanque se encontraba lleno en su totalidad y así lo marcaba el tablero de instrumentos con 96 galones de combustible, confiando en la palabra del vendedor el capitán y el resto de la tripulación nos dispusimos a dejar el muelle en aquella embarcación denominada “Vaya con Dios”, en aquel viaje inaugural.

Durante una hora y treinta minutos nos dirigimos hacia la Isla San Pedro Nolasco surcando las azules aguas del Mar de Cortez hasta llegar a nuestro destino, una vez ahí preparamos y lanzamos los anzuelos sin resultado positivo hasta ese momento, fue entonces que decidimos salir a “trolear” por los alrededores de la impresionante isla que estaba rodeada de lobos marinos, después de 20 minutos de actividad el motor de la embarcación “Vaya con Dios”, se apagó repentinamente quedando varados a la mitad del océano por detrás de la isla San Pedro Nolasco lugar que hacía imposible la radiocomunicación y los teléfonos celulares quedaron completamente fuera de rango.

Por más intentos que hacia nuestro capitán Raúl Ibarra por comunicarse con capitanía de puerto y la Marina Real fueron infructuosos debido al lugar donde nos encontrábamos, finalmente una embarcación respondió al llamado aluciendo que venía al rescate saliendo desde la Isla de las Tres Vírgenes, así es, el antiguo volcán de Baja California Sur.

Sentimientos encontrados se percibían en la embarcación por un lado y después de más de tres horas teníamos la certeza que alguien sabia de nuestra situación y la ubicación donde nos encontrábamos sin combustible para hacer más corta la espera decidimos hacer lo que fuimos a hacer, pescar. Con algunos resultados positivos pero finalmente llevábamos algo de pescado, una embarcación de norteamericanos se acercó y proporciono 25 litros de gasolina que compartieron generosamente con la embarcación “Vayan con Dios”, combustible que no fue suficiente para llegar a tierra y solamente alcanzo para la mitad del viaje, de igual forma se les agradece infinitamente, ahí fue donde nos percatamos que los marcadores de la embarcación seguían marcando 96 galones al recibir solamente unos cuantos litros y llegamos a la conclusión de que el sistema se encontraba averiado, de una nave que recién se comenzaba a conocer.

Finalmente la ayuda llego y después de tres horas y media de espera cuando vimos a lo lejos un enorme yate que su capitán reportaba vía radio ser la misma embarcación que había salido desde la Isla de las Tres Vírgenes en Baja California Sur, la odisea no termino al llegar al puerto donde nos dejó aquel enorme yate puesto que todas las fallas que pudo haber presentado la embarcación la presento después de haber llenado el tanque de combustible, por ese día y alrededor de las cinco de la tarde decidimos dejar en paz las actividades de pesca para reunirnos con nuestras familias que ya se encontraban bastantes preocupadas debido a que habíamos dicho que a más tardar a las 13:00 horas estaríamos de regreso.

Los lazos amistosos entre Benny, Henry, Raúl y su servidor no se hicieron esperar y me vino a la mente en todo momento la vieja canción “Los pescadores de Guaymas”, en aquella frase donde dice: “se ven como hermanos allá en Altamar”, ahora lo entiendo todo.

Gracias a Dios llegamos con bien y planeamos para en próximas fechas volver a la aventura a bordo de “Vaya con Dios” y como dijo el norteamericano y “también con gasolina”, gracias por su tiempo.

¡Buenas tardes!

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